dc.description.abstract | Publica la primera parte de la Encíclica expedida por S.S. Pío XI el 15 de mayo de
1931, como complemento de la Encíclica Rerum Novarum que la revista publicó en su
edición del mes de junio.
Esta Encíclica sobre la restauración del orden social en perfecta conformidad con la
ley evangélica se emitió al celebrarse el 40 aniversario de la Encíclica Rerum
Novarum, que se distinguió particularmente entre otras por haber trazado, cuando era
más oportuno y necesario, normas seguras a todo el género humano para resolver los
arduos problemas de la sociedad humana, comprendidos bajo el nombre de “cuestión
social”.
En la Encíclica Quadragesimo Anno se indica que su motivo fue recordar los bienes
que brotaron de la Encíclica Rerum Novarum en favor de la Iglesia Católica y de la
sociedad humana, para defender la doctrina social y económica contra algunas dudas
y descubrir, tras un diligente examen del moderno régimen económico y del
socialismo, la raíz de la perturbación social y mostrar, al mismo tiempo, el único
camino de salvación restauradora, que es la reforma cristiana de las costumbres.
Reflexiona acerca de la ocasión y los puntos capitales de la Encíclica Rerum Novarum
y luego presenta los frutos de la Encíclica, que son los beneficios que trajo a la Iglesia
y a la sociedad humana.
Esos beneficios se pueden reproducir en tres puntos principales, siguiendo las tres
clases de intervención, que León XIII anhelaba para realizar su gran obra
restauradora: 1. La obra de la Iglesia en el campo doctrinal y en el campo de las
aplicaciones; 2. Lo que hizo el poder civil; 3. La acción de las partes interesadas, que
son las asociaciones obreras, los sindicatos de las demás clases y las asociaciones de
patronos.
Por lo que atañe al poder civil, León XIII sobrepasó audazmente los límites impuestos
por el liberalismo, el Pontífice enseñó sin vacilaciones que no puede limitarse a ser
mero guardián del derecho y el orden, sino que debe trabajar con empeño para que,
conforme a la naturaleza y la institución del Estado, la prosperidad florezca por medio
de las leyes y las instituciones, tanto de la comunidad como de los particulares.
Sobre las asociaciones obreras, las enseñanzas de la Encíclica vieron la luz en el
momento más oportuno; pues en aquella época los gobernantes de ciertas naciones,
entregados completamente al liberalismo, favorecían poco a las asociaciones de
obreros, por no decir que abiertamente las contradecían; reconocían y acogían con
favor y privilegio asociaciones semejantes para las demás clases y se negaba con
gravísima injusticia el derecho nativo de asociación a los que más estaban
necesitados de ella para defenderse de los poderosos; y aún en algunos ambientes
católicos había quienes miraban con malos ojos los intentos de los obreros de formar
tales asociaciones, como si tuvieran cierto resabio socialista o revolucionario.
Concluye esta parte afirmando que la Rerum Novarum es la Carta Magna de los
obreros, en la que debe fundarse toda actividad cristiana en cosas sociales. También
señala que en el curso de los 40 años surgieron algunas dudas sobre la recta
interpretación de algunos pasajes de la Encíclica y las consecuencias que debían
sacarse de ella, lo cual dio lugar a controversias no siempre pacíficas entre los mismos
católicos. Por otra parte, nuevas necesidades de la época y el cambio de condición de
las cosas, reclamaban una aplicación más cuidadosa de la doctrina de León XIII y
algunas añadiduras, por lo que se aprovecha esta ocasión para satisfacer las dudas y
atender las necesidades. | es_PE |