dc.description.abstract | Artículo que revisa el origen de las asociaciones mutualistas, su evolución histórica y
la situación de las sociedades mutualistas en el Perú en 1938.
El principio mutualista practicado por la ayuda recíproca es tan antiguo que no se
conoce su origen, solamente se sabe que las primeras instituciones mutualistas
nacieron, como es lógico, entre la gente modesta, en tal forma que todos los
asociados contribuían con su óbolo para indemnizar a un socio damnificado por la
pérdida de cierto objeto, sean mercaderías, embarcaciones, animales, etc. Por
ejemplo, en tiempos muy antiguos se formaron sociedades de cargadores de mulas, si
uno de ellos perdió una bestia por alguna desgracia, los demás contribuyeron con
partes iguales para reunir la cantidad suficiente que permitió al damnificado comprarse
otro animal para trabajar.
Con el tiempo, la defensa mutua se extendió no solamente a la restitución de bienes
perdidos sino también a la ayuda económica recíproca para el caso que algún socio
muriera. Cada vez que moría un asociado los demás sobrevivientes pagaban una
cuota fija y lo que juntaban se entregaba a la familia del difunto. Posteriormente,
muchas de estas asociaciones mortuorias pasaron a fijar cuotas periódicas, por
ejemplo mensuales, pero siempre con la condición de poder modificar esa cuota, si la
mortalidad efectiva resultase superior a la supuesta para el cálculo de la cuota.
Pronto la idea de la ayuda mutua a base de cuotas fijas y periódicas se apoderó
también de otros campos de la previsión económica, por ejemplo, para el caso de
enfermarse o invalidarse algún socio, o para acumular, en ciertos plazos, capitales
reintegrables a los asociados. Resulta así que las instituciones mutualistas se
dedicaron, con el tiempo, a casi a todas las actividades cuyo conjunto está
comprendido por el concepto de "Seguro" y "Capitalización".
En la evolución histórica de las instituciones de previsión mutua se formaron empresas
especiales que amoldaron la teoría mutualista del seguro y de la capitalización a la
práctica comercial. Así, vemos que las compañías de seguros conservan también el
carácter mutualista de sus operaciones, expresado en la cooperación de los
asegurados mismos.
Se excluyen de estas asociaciones mutualistas las instituciones de carácter social-
obligatorio. Estas instituciones, a las que pertenecen en el Perú, entre otras, la
Mutualista Magisterial, la Mutualista Militar, la del Cuerpo de Seguridad la Caja
Nacional de Seguro Social. Quedan las otras sociedades mutualistas de socorros
mutuos, cuyas características se enumeraron en el Decreto Supremo del 4 julio de
1938. Se trata de asociaciones mutualistas cuyo radio de actividades quedó limitado a
agrupaciones voluntarias de ciertas profesiones, de ciertos centros de trabajo o de
ciertos lugares.
Concluye que en el Perú se consideraba “Mutualista” solamente las asociaciones
caracterizadas en el mencionado Decreto del 4 de Julio de 1938 y formadas por
núcleos de previsión mutua de acción bien determinada y limitada, sin ninguna
expresión de generalización subjetiva u objetiva. Tales asociaciones mutualistas
desarrollaban sus actividades, generalmente, en forma sencilla sin necesidad de
bases técnicas complicadas; por consiguiente, necesitaban un control no tanto técnico,
sino más bien formal, para supervigilar que cumplan las formalidades legales. El
control respectivo de las asociaciones mutualistas lo ejercía en el país la Dirección de
Previsión Social. | es_PE |