Las enfermedades de los mineros
Date
1938-12Author(s)
Llerena, Carlos A.
Caja Nacional de Seguro Social
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Show full item recordAbstract
Informa sobre la anquilostomiasis, enfermedad que es causada por el parásito
Anquilostoma duodenalis y que produce la “anemia de los mineros”.
El Anquilostoma duodenalis pertenece a la categoría de los gusanos parásitos del
intestino del hombre. Su nombre deriva de que por lo general se le encuentra en la
primera porción de dicho intestino, o sea el duodeno. Su descubrimiento data de hace
más o menos un siglo. Y asombra extraordinariamente el hecho de que antes fuera
poco menos que desconocido, no obstante constituir una de las más serias plagas de
la humanidad.
Se calculaba que alrededor de un millón de personas en todo el mundo se trataban por
la anquilostomiasis, pero si esta cifra incluyera también los casos que no se trataban
por ignorar que sus males se debían a este parásito, con seguridad la cifra se elevaría
mucho más.
Explica, también, que en América esta enfermedad no es debida precisamente al
Anquilostoma duedenalis sino a un pariente próximo, que se llama "Necator
americanus". Su forma y sus características son muy semejantes a las del anterior, así
como sus efectos morbosos, de manera que en las líneas que siguen se refieren
indistintamente a cualquiera de los dos.
El gusano llega al intestino delgado del hombre sin pasar por la boca. Las larvas son
tan pequeñas que el ojo no las puede distinguir, viven en el barro, donde pueden
soportar la acción de los agentes atmosféricos durante 4 meses, siempre que se
encuentren en la oscuridad. Puestas en contacto con la piel, las larvas la atraviesan
provocando una inflamación que luego cura. Esta inflamación es conocida con
diversos nombres: mazamorra, candelillas, goumé de los mineros, etc. Ahora bien,
esta manera de penetración nos aclara dos cosas: primero, que en los países cálidos
donde se acostumbra llevar los pies descalzos, el parásito cuenta con todas las
condiciones favorables para infectar al hombre; y segundo, que los atacados son
sobre todo los obreros de las minas, los ladrilleros y en general los que trabajan en el
barro húmedo. Atravesada la piel, las larvas pasan a la sangre, y aquí comienza su
peregrinación. La sangre las conduce hasta los pulmones, pero debido a su tamaño no
pueden circular por los pequeños vasos sanguíneos-capilares del pulmón; entonces
los atraviesan y caen en los alveolos pulmonares. De dichos alveolos, arrastrados por
las mucosidades o por la tos pasan a los pequeños bronquios, luego a los bronquios
más grandes, después a la tráquea y por fin a la laringe. Aquí se encuentra la famosa
encrucijada, donde la faringe y la laringe comunican entre sí, es decir donde se
vinculan el tubo respiratorio con el tubo digestivo. De esta manera al llegar a la
garganta procedentes de los pulmones, las larvas son tragadas y así pasan al intestino
delgado.
Finalmente, cuando el parásito llega a su alojamiento definitivo en el duodeno, su
acción se traduce en una serie de manifestaciones que se conocen con el nombre
genérico de anquilostomiasis, y cuya caracterización más saliente es "la anemia de los
mineros". En 1880 entre los obreros que trabajaban en el túnel de San Gotardo estalló
una epidemia colectiva de anemia perniciosa, que según pudo comprobarse después,
era una de las manifestaciones de la anquilostomiasis. Se explica perfectamente por la
existencia de ganchos y láminas cortantes en la boca del parásito que le permiten
perforar la mucosa del intestino, provocando pequeñas heridas por las que mana
sangre.
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- 1938 [119]