dc.description.abstract | Revisa la situación de escasez cada vez más palpable de mano de obra especializada,
en casi todos los ramos de la economía industrial y de la administración pública en
Alemania en 1938 y la participación de la Oficina Intermediaria del Trabajo en la
orientación de los jóvenes.
El aprendizaje práctico y la escuela profesional, eran los pilares sólidos de la
instrucción profesional en Alemania, con este motivo, la economía y la escuela
profesional se sentían íntimamente unidas entre sí. Ahora bien, la escasez de mano de
obra especializada, que sustituyó en la mayoría de los ramos la anterior desocupación
en masa, así como la circunstancia, que acentuaba aún más esa escasez, de que
comenzaba a manifestarse la disminución catastrófica de la natalidad en la época
post-bélica, obligó no solamente a prestar atención a la más cuidadosa instrucción
posible de toda la gente joven, sino también a someterla, antes de su entrada en la
carrera, a un minucioso examen, con el fin de orientarla hacia el oficio que más
respondiera a sus aptitudes y disposiciones individuales, así como a las necesidades
de la economía nacional.
Las bolsas de trabajo fueron facultadas, para cuidar que toda la gente joven, sin
excepción ninguna, recibiera una adecuada instrucción profesional. Una segunda
ordenanza promulgada el primero de marzo de 1938 ("ordenanza relativa a la
procuración de mano de obra"), hizo depender de su autorización el enganche de
todos los aprendices practicantes y voluntarios.
El problema de la orientación profesional de los adolescentes se tornó tan candente
que la intervención del Estado se hizo imprescindible. A esto se añade que, en la
juventud de ambos sexos, que iba a salir de la escuela predominaba un entusiasmo
exagerado por ciertos oficios “de moda", por ejemplo menciona que en un distrito,
donde se contaban 60,000 escolares licenciados, en cifras redondas, alrededor de
50,000 muchachos querían entrar a dos grupos de oficios solamente: en la metalurgia
y en el comercio. Del mismo modo, entre las muchachas la gran mayoría optaba por
una plaza en una fábrica, oficina o tienda. La falta de brazos en la agricultura y la
economía doméstica se hizo sentir a tal punto que el Estado tuvo que instituir el
servicio obligatorio de un año para muchachas. No se podía admitir que Alemania
llegue a sufrir hambre porque su juventud no tenía ganas de estar en el campo. Por
esto, el Estado debía poseer la facultad para hacer valer razones de orden superior
para la movilización de brazos y su adecuada ocupación, y para asegurar que todos
los oficios dispusieran de un número suficiente de aprendices.
Para inscribirse como aprendiz de un oficio reconocido de la economía industrial, un
joven debía registrar en la matrícula de aprendices el certificado de aptitud del experto
de la bolsa de trabajo competente. Se explica en el artículo cómo se procedía en el
examen de aptitud.
Concluye que el experto competente de la bolsa de trabajo debía ser buen observador
y, sobre todo, excelente psicólogo. La suma de las impresiones que le causara el
adolescente sometido a su apreciación, por su aspecto exterior, su porte y su modo de
expresarse en el curso de la entrevista, se debía condensar pronto en un juicio
general, dictado por el intelecto y el sentimiento, que era indispensable para poder
afirmar, en el informe sobre la aptitud del solicitante, si éste le parecía adecuado o no
para la carrera que escogiera. La práctica demostró que los certificados de aptitud
formaban una base perfectamente utilizable para la movilización profesional
conveniente de la gente joven. | es_PE |