Las Sociedades de Socorros Mutuos

Abstract

Presenta la historia de las diferentes sociedades de socorros mutuos que han existido en el mundo. Como todos los orígenes, los de las asociaciones mutuas, de las sociedades de socorros mutuos, son oscuros. Se remontan estas asociaciones a la más lejana antigüedad. Teofrasto, que vivía el año 288 antes de J. C., las menciona como sigue: "Existe entre los atenienses y en los otros estados de Grecia, asociaciones que tienen una bolsa común que sus miembros alimentan mediante el pago de una cuota mensual. Se destina el producto de estas cuotas, a socorrer a aquellos de entre ellos atacados por cualquier adversidad".

Las sodalitates o collegia opificum, fundadas por Numa, que se perpetuaron durante todo el imperio romano, no eran otra cosa que instituciones fundadas sobre el principio de la asistencia mutua. Este es el embrión de las corporaciones de la Edad Media. La cofradía, forma religiosa de la corporación, como el jurado era su forma civil, era enteramente distinta de aquella, aunque compuesta de los mismos elementos Las cofradías propiamente dichas, de las cuales las más antiguas son aquellas de los Textiles de París en 1188, las de los cirujanos en 1270, y las de los notarios, en 1300, ofrecen de una manera aún más completa que las corporaciones, la idea en germen de las modernas sociedades de socorros mutuos. La mutualidad se desarrolló en Inglaterra. Ya en el siglo XI se encuentra una “guild”, especie de corporación, inglesa que cobraba cotizaciones destinadas a los gastos de sepelio de sus miembros. El maravilloso desarrollo de las asociaciones de ayuda mutua inglesas, se debe al carácter mismo del pueblo inglés, a la fuerza de su espíritu de asociación y de la acción individual en este país En Francia aparecieron tímidamente en la escena pública, en 1794, las primeras sociedades de socorros mutuos. Solamente después, en 1908, las sociedades francesas de socorros mutuos se beneficiaron definitivamente con un estatuto liberal, estatuto que sufrió modificaciones muy profundas después de la creación de la Ley sobre seguros sociales. La necesidad de reunión se hizo sentir en varias direcciones. De esto encontramos indicios en la formación de un número infinito de sociedades, y en particular de sociedades de socorros mutuos para la producción, el seguro y el consumo de los bienes. Concluye que estas notas de historia muestran que hubo una lenta gestación de diversos géneros de asociaciones de auxilio mutuo a través de los siglos como corporaciones, cofradías, jurados, “friendly societies”, sociedades de socorros mutuos y seguros sociales. La asistencia pública constituyó un progreso sobre la caridad y la limosna y la previsión representó en esta evolución el periodo más elevado, el único digno de un trabajador. De ahí en adelante, las leyes sobre seguros sociales son la carta de la previsión. La mutualidad trabajaba paralelamente, aún en armonía, con los seguros sociales, con carácter más extenso, más vasto, pero donde el individuo cuenta menos. Señala que el ideal sería conservar, en el seno de los seguros sociales, el espíritu que animaba a los promotores lejanos de las sociedades de socorros mutuos.