Exportación
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Date
1940-09Author(s)
Aspíllaga, Ismael
Caja Nacional de Seguro Social
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Show full item recordAbstract
Se publicó la conferencia ofrecida por el autor en el Salón de Actos del Ministerio de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social, el 22 de agosto de 1940.
Presenta un plan de cooperativas agrarias y señala que no es una imitación de lo hecho en otras partes, es algo aplicado a la realidad peruana. Estas cooperativas agrarias pueden ser útiles para la costa, la sierra y la selva.
Informa la realidad de los pequeños agricultores, con sus problemas de trabajo, de salud, sociológicos y hasta psicológicos porque sus horas de expansión y recreo en que deberían nutrir la mente y rehacer los músculos con el deporte, no tienen generalmente otro incentivo y otro final que la bebida.
Señala que su vida y su organización, que plasman su idiosincrasia, los alejan de los beneficios y protecciones estatales y sociales. Forman un gran número en la costa, la sierra y la selva, reducidos a su impotencia y estancamiento, entorpeciendo el progreso general del país por el coeficiente que representan. Mientras mayor es en un pueblo el número de personas, que no saben leer ni escribir, que no sienten las necesidades y ambiciones que deben nacer y crecer en los individuos en cada día, menor es su proyección de progreso.
Explica cómo podrían establecerse y funcionar las "cooperativas agrarias" que ideó y cuánto pueden representar para el progreso y bienestar de toda la colectividad, que no la forman sólo quienes viven más o menos bien en las ciudades, sino también y sobre todo quienes viven más o menos mal, diseminados en los valles de la costa, en las alturas del Ande y en nuestra zona de montaña, cuyos frutos o cuya riqueza parecían perderse todavía en el Amazonas, que desemboca en el Atlántico.
Para el establecimiento de estas cooperativas agrarias, habría que decidir cuál es el producto, la sementera, que convendría a cada zona, problema que no tiene dificultad mayor. En el Perú podemos sembrar y cosechar todo, siempre que sepamos hacerlo técnicamente. Como Piura podría sembrar algodón o caña de azúcar, Lambayeque caña de azúcar y arroz, Pacasmayo arroz o café, Huacho algodón o frutales de buenos rendimientos, Lima algodón o pastos para la industria lechera y así sucesivamente. En la sierra las cooperativas ganaderas o agropecuarias tendrían los sistemas propios a cada región, para el mejor y mayor fomento del ganado vacuno, lanar y porcino, con todos sus derivados. En la montaña habría el café, el té, la quina y el caucho, poniendo el más fuerte atajo al paludismo y sosteniendo todas las industrias que se basan en la explotación y aplicación del jebe.
Detalla cómo sería el trabajo bajo el régimen de la cooperación agraria que ideó, estudió y que quería o pretendía que pueda cambiar nuestra agricultura y con ello dar un impulso incalculable al país. De esa manera, los pequeños sembradores o comuneros, asociados en la labor común y en el interés recíproco, recibirían el dividendo de sus acciones, de su propiedad, justa y equitativamente conforme a las fanegadas que cada uno representaría en estas cooperativas agrarias, y, además, serían empleados, artesanos, obreros de sus propios intereses.
Finalmente, sugiere que el capital para iniciar dicha empresa lo ponga el Banco Agrícola, que podría hacer fuertes préstamos a grandes organizaciones agrarias con las mejores garantías posibles, lo que permitiría ampliar sus actividades y su capital.
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- 1940 [85]