Problemas médicos de Europa
Abstract
Ofrece un bosquejo de los problemas médicos de Europa, no simplemente delineando
las consecuencias de la guerra, sino aventurando conjeturas sobre cuales son
efectivamente algunos de los métodos disponibles o los fines inmediatos de la guerra,
como por ejemplo el hambre y la desnutrición. La cuestión no es simplemente si de la
guerra resultará sufrimiento, y en qué medida, sino hasta qué extremo será impuesto,
aumentado y aplicado intencionalmente. Así, tratar del futuro médico de una Europa
destrozada por la guerra, implica consideraciones no sólo médicas, sino políticas y
estratégicas.
Informa que la tarea de prever el futuro médico de Europa, presentaba dificultades
adicionales. La información sobre lo que ha sucedido allí desde setiembre de 1939, y
lo que acontecía en el momento que se escribió este artículo, era fragmentaria, o
tergiversada, o se suprimía, o se inventaba o no existía en absoluto. Ya e n los
comienzos de la guerra, los franceses dejaron de reunir algunas estadísticas
económicas, para evitar que tal información cayera en manos de quienes habrían
hecho desastroso uso de ellas y aún antes de estallar la guerra era imposible para los
estudiosos obtener estadísticas económicas completas de los estados totalitarios.
Nadie podía suponer que las constataciones respecto al bienestar de los combatientes
o de los conquistados, no tenían todavía complicaciones estratégicas o importancia
política. Tampoco se podía confiar enteramente en las suposiciones y deducciones
extremas de los hechos conocidos. El único procedimiento útil era presentar los
hechos fundamentales y los que se presumía indudables de tal manera que sugieran
las posibilidades más importantes en el futuro médico inmediato de Europa.
Las principales amenazas contra la vida humana en Europa occidental, aparte la
enfermedad, eran la violencia armada y el hambre. No había previsión posible sobre el
tipo, curso, o duración de la actividad militar u ocupación militar.
Europa Occidental tenía una población de 350 a 400 millones, un número muy
superior a lo que puede sostenerse sin importar grandes cantidades de alimentos. Una
proporción sustancial de estos millones vivió del intercambio de productos industriales
por alimentos, de los turistas y de las industrias de trasporte en el comercio mundial. A
pesar de los progresos de la técnica, industrial y agrícola, Europa no se bastaba a sí
misma. La guerra destruyó esa estabilidad e inevitablemente provocó sufrimientos
para los millones de personas que dependían de la manufactura y el intercambio. De
esa manera, estaba abierta la puerta para el hambre en Europa. Que éste llegara o no
dependía de la importación y distribución, y éstas, a su vez, de la estrategia y la
política de aquellos poderes que estaban en aptitud de impedir o efectuar el
movimiento de comestibles para el hombre y sus animales domésticos.
Analiza las posibilidades de la distribución de alimentos por los nazis, la situación de
las personas en los países afectados por el bloqueo, las consecuencias de la
desnutrición crónica, el estado psicológico, la higiene y las enfermedades.
Concluye que, en resumen, no es un cuadro esperanzador. Señala que los médicos
están acostumbrados a saber lo peor y hacer lo mejor que pueden; y la reflexión le
indicaba que la acción curativa del sufrimiento en Europa era de dos tipos generales:
inmediata y prolongada. Ambas eran urgentes ya que, sin las medidas de curación
prolongada, la asistencia inmediata pierde mucho su razón de ser, y sin el alivio
inmediato la curación se puede retrasar demasiado.
Collections
- 1940 [85]