Los peligros del plomo en la Industria
Abstract
Revisa la información sobre los peligros del uso del plomo en la industria, cómo se produce la intoxicación, el daño que ocasiona y la legislación mexicana dictada para reducir a su menor expresión los riesgos del plomo.
El autor, Jefe de la Sección Higiene Industrial del Departamento Nacional de Higiene de México, explica que la legislación industrial de todos los países del mundo dedica un lugar de preferencia a la prevención de la intoxicación por el plomo, pero, sea porque se trate de uno de los metales más antiguos conocidos, sea porque se conocen bien a fondo sus peligros y las medidas tendientes a evitarlos, el hecho es que se ha ido restándole importancia al riesgo que aún presenta ya que más de 100 manipulaciones industriales de importancia utilizaban aún el plomo.
Indica que el plomo se absorbe por las vías respiratorias llegando a los pulmones inhalado en forma de vapores o polvo; esta forma es 10 veces más tóxica que otras; otras veces por las vías digestivas, boca, llega al estómago en formas de partículas; por la piel escoriada puede también intoxicar lentamente el organismo. Cuando se ingiere en forma de vapores, en las funciones, o en polvo por el aire en forma de partículas y es llevada a la boca y se hace en la proporción de 1/4 de milígramo diario, puede llegar a producir una intoxicación en un plazo no muy largo. Piénsese un poco qué significa un cuarto de milígramo de plomo, en tamaño, en este metal que es tan pesado y se verá con cuán pequeña cantidad puede enfermarse.
El daño puede manifestarse de repente, en plena labor el operario siente un dolor agudo en el abdomen; a veces de poca intensidad, pero otras veces es tal, que el que lo sufre debe abandonar el trabajo, por lo menos transitoriamente. Este ataque más o menos leve suele repetirse con cierta frecuencia, pero cuando ello ocurre, el operario va notando una cierta disminución del apetito, alguna vez dolor de cabeza, que por lo general no le da importancia; algo de debilidad y sobre todo adelgazamiento. En algunos casos estos síntomas pueden presentarse a las horas de iniciarse el operario en el trabajo del plomo, otras veces pasan años. El médico que examina este operario, si no omite preguntarle de qué trabaja, se orienta en seguida sobre la enfermedad. Comprueba además una cierta palidez de tipo mortecino característica, falta de apetito, una baja de peso evidente, trastornos digestivos caracterizados por constipación muy pertinaz, náuseas, a veces vómitos.
Este es el aspecto más elemental y simple de lo que ocurre cuando van absorbiéndose pequeñas cantidades de plomo. Es claro que, si se absorbe una dosis grande en muy poco tiempo, los síntomas son muy ruidosos de principio, y el atacado se ve obligado a abandonar sus tareas de inmediato. De la misma manera y según la forma de reaccionar de cada persona, así como se producen estos síntomas aparentemente simples suelen presentarse otros más graves: la anemia que disminuye las defensas del organismo haciéndolo presa y predisponiéndolo a cualquier afección grave como la tuberculosis, las parálisis de los brazos invalidándolo para el trabajo, los trastornos cerebrales siempre graves, como las encefalopatías, etc.
Finalmente, señala que cada vez que se ven con menos frecuencia los casos graves, sin embargo, hay que estar atentos. Los venenos industriales siempre son impuros y sus síntomas también adquieren ese aspecto, permanecen ocultos y enmascarados y se hacen sentir cuando ya han causado estragos. Pero, si se cumplen estas prescripciones no hay ninguna duda que cada vez serán menos frecuentes
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