La Alimentación de los Trabajadores y la Política Social
Date
1941-05Author(s)
Oficina lnternacional del Trabajo
Caja Nacional de Seguro Social
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Show full item recordAbstract
Informa sobre las raciones alimenticias recomendadas para el buen funcionamiento
del cuerpo humano y las necesidades para un buen rendimiento en el trabajo.
Explica que los alimentos, que el organismo utiliza como combustible, son verdaderos
depósitos de energía y los fenómenos de la combustión (oxidación) constituyen lo que
se llama "la nutrición". Aparentemente, estos fenómenos parecen muy sencillos; sin
embargo, ponen en juego una serie de procesos muy complejos y todavía oscuros,
que caracterizan en el organismo la trasformación de los alimentos, bajo la suficiente
afluencia de oxígeno, hasta la fase final indispensable para su utilización: esto es lo
que se llama el "metabolismo".
Expone acerca de los alimentos simples, el problema de la ración alimenticia y las
necesidades de energía del trabajador. Dentro del problema de la ración analiza el
gasto fundamental y el problema cuantitativo y cualitativo de los alimentos con los
alimentos orgánicos e inorgánicos.
Si las investigaciones de laboratorio han probado que el músculo que trabaja sabe
utilizar, para sus cambios nutritivos, los tres principios alimenticios orgánicos,
proteínas, grasas e hidratos de carbono, también han mostrado que no se puede
indiferentemente reemplazar ninguno, aún bajo el punto de vista de la cantidad. En
efecto, las proteínas pueden teóricamente satisfacer todos los pedidos del organismo,
pero no se conocen los inconvenientes y los daños de una alimentación
exclusivamente de carne. Por otra parte, la carencia de grasas o de hidratos de
carbono causa daños bien conocidos; finalmente, una alimentación vegetal exclusiva
ocasiona una serie de trastornos producidos por el mayor volumen de alimentos
ingeridos, por el escape de gas en las vías digestivas, trastornos que a su vez son
causa de malestar y de menor rendimiento y, a la larga, de una hiponutrición por su
insuficiente aporte de albúminas.
Todo esto bien lo conoce la experiencia popular, que favorece una alimentación mixta,
la única capaz de asegurar la cantidad de los principios alimenticios necesarios para el
sostenimiento de la salud y de la capacidad de trabajo. Los pueblos saben por instinto
que cada uno de estos principios no podría servir indiferentemente como fuente
exclusiva de energía y que los hidratos de carbono constituyen el combustible
preferido del motor muscular, porque el organismo que trabaja sabe utilizar la forma de
energía más económica.
El rendimiento del motor humano es muy variable, según las condiciones en las cuales
se produce la contracción muscular, y según la fatiga muscular y cerebral.
Concluye que el gasto estático de un hombre, en reposo, con una actividad moderada
(actividad necesaria, por ejemplo, para comer, leer, escribir, hacer la cama, cambiarse
de ropa) se puede evaluar, por término medio, en 32,56 calorías por 24 horas y por kg.
De manera que, a 20°C, el adulto de 70 kg. gasta, estáticamente, 32,56 X 70, o sea
alrededor de 2,280 calorías por día. Se ha visto que este trabajo baja fuertemente
(hasta 1,500 aproximadamente) durante el sueño, cuando la energía está consagrada
íntegramente al trabajo interior de los órganos de la vida. Por otro lado, se ha notado
que el metabolismo energético crece proporcionalmente al aumento del trabajo
mecánico. De allí se puede concluir que, si el rendimiento de un obrero debe ser más
elevado, su ración alimenticia se debe aumentar paralelamente.
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