El tratamiento de los reumatismos crónicos
Abstract
Revisa las causas de las enfermedades reumáticas crónicas, su diagnóstico y tratamiento.
Las enfermedades reumáticas crónicas que no tienen por origen factores infecciosos o tóxicos específicos deben ser consideradas como afecciones degenerativas; como tales, su etiología es incierta.
La doctrina pasteureana, consolidada por las experiencias de Koch, consideró a las enfermedades reumáticas como de naturaleza bacteriana, excluyendo a las artropatías incluidas en ciertas neuropatías. Con tal criterio etiológico, se afirmó que la artritis reumatoide, que es la más grave de las artropatías crónicas, obedecía a infecciones más o menos atenuadas, que, por el mecanismo de la alergia, se tornaban pertinaces y rebeldes a los procedimientos terapéuticos. Como consecuencia lógica del pretendido carácter infeccioso de la artritis reumatoide, nació el concepto de "infección focal", como su causa primaria y fundamental.
Posteriormente, Hench y Kendall hicieron descubrimientos en el conocimiento de la etiopatogenia y el tratamiento del reumatismo, y, por consiguiente, desvirtuaron el concepto exclusivo y dominante de la infección focal.
Según las ideas desarrolladas principalmente por Selye, la deficiencia de los esteroides suprarrenales que ocasionaría la artritis reumatoide, o que, con más exactitud, dejaría al organismo indefenso ante las agresiones directamente reumatógenas, sería lo que dicho autor llamó una "enfermedad de adaptación", es decir, la bancarrota de un sistema defensivo del organismo, no específico sino genérico, frente a las infecciones, a las intoxicaciones, a las emociones, al cansancio, a la "mala vida", al "esfuerzo vital" prolongado y llevado a límites superiores a la capacidad reactiva del organismo, a veces sin que la conciencia del individuo se dé cuenta de ello. Tales conceptos, que la Escuela Médica Francesa contemporánea modificó y desarrolló, en investigaciones experimentales y clínicas sobre la reacción orgánica a la agresión y el “choc", demuestran, fehacientemente, la importancia y trascendencia de la doctrina humoral, que no sólo explicaba la cuestión reumática y la afección colágena, sino que se extendió al campo de la fisiopatología, orientándose hacia "el medio interno" y la "homeostasis". Al lado de la interpretación humoral del reumatismo, se colocó la noción básica de la constitución tisular mesenquimatosa, estrechamente vinculada a la herencia.
Señala que una buena terapéutica exige un buen diagnóstico; y, este último debe estar orientado por una clasificación formal, que permita distinguir los tipos reumáticos. De acuerdo con este criterio, se acepta, generalmente, dos categorías reumáticas: la artritis crónica o artritis atrófica y la artrosis o artritis hipertrófica u osteo-artritis. Añade, por último, la fibrositis crónica, que, aunque puede presentarse como una entidad nosoclínica independiente, acompaña, a manera de un epifenómeno, a las dos principales categorías reumáticas crónicas.
Explica las primeras tentativas terapéuticas y señala que el gran acontecimiento en la historia del tratamiento del reumatismo crónico fue la introducción de las sales de oro y el tratamiento crisoterápico.
Finalmente, se indica los tipos de sales de oro utilizados, la vía de aplicación, dosis, el mecanismo de acción y la observación de reacciones adversas
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- 1953 [31]