dc.description.abstract | En este artículo se informa sobre tres puntos fundamentales: el conocimiento de la situación epidemiológica de la tuberculosis en la infancia; los métodos de prevención para el control de esta enfermedad; y una pequeña síntesis de cómo se desarrolla en nuestro país el control de la tuberculosis en la infancia.
Informa que lo predominante en la tuberculosis infantil era el número elevado de primo-infecciones contraídas tempranamente; esto significaba la existencia de numerosas fuentes de contagio masivas y de acción reiterada; vale decir que el contagio intrafamiliar constituía la causa fundamental de la tuberculosis infantil. Las medidas de control se podían sintetizar en las siguientes acciones: 1. Localizar las fuentes de contagio para su exterminación. 2. Aumentar la resistencia de los más susceptibles a contraer la enfermedad.
Se trataba, en lo posible, de extender los exámenes tuberculino-fotoradiológicos a las instituciones, servicios médicos, hospitales u otros que albergaran grupos humanos. En lo que se refiere al aislamiento del foco contagiante y a la recuperación del enfermo, la tendencia era la utilización de la cama hospitalaria para aplicación de tratamientos activos (nuevas drogas antituberculosas, cirugía pulmonar, etc.) y estancia corta a fin de movilizar el mayor número de enfermos para el mejor aprovechamiento de las camas; así mismo intensificar el tratamiento ambulatorio, dispensarial y domiciliario.
Para aumentar la resistencia de los sujetos más susceptibles a contraer la enfermedad, se disponía de la vacuna antituberculosa Calmete-Guerin, que proporcionaba protección biológica, es decir que creaba inmunidad o resistencia igual a la que confiere la primo-infección virulenta. La tendencia en el mundo se orientaba a la práctica de esta vacunación en masa, es decir siguiendo el criterio similar al de la práctica de cualquier vacunación sanitaria, protegiendo y creando inmunidad como mínimo en el 70% de la población susceptible a contraer la enfermedad.
En el servicio de vacunación B.C.G. instalado en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, formando parte del Centro de Inmunizaciones que allí funciona, y donde son remitidos para su control todos los recién nacidos vacunados en la Maternidad, entre 1,408 recién nacidos que concurrieron durante los meses de octubre, noviembre y diciembre últimos, se encontró un 70% de reactores positivos a la tuberculina con sensibilidad atenuada, después de 6 semanas de haber sido vacunados; esta cifra reveló el magnífico poder alergénico de la vacuna.
Concluye que se puede afirmar que la tuberculosis infantil, como endemia grave, permanecía estacionaria; con un número de primo-infecciones tuberculosas en la edad de 0 a 5 años que expresaban coeficientes sumamente altos; lo único favorable epidemiológicamente era la disminución de la mortalidad por tuberculosis y por meningitis por la efectividad de la nueva terapia antituberculosa.
Señala que las medidas de orden preventivo debían tener prioridad en el control de la tuberculosis, para poder influenciar favorablemente en esta endemia, como aconteció en la mayor parte de los países del mundo que desplazaron la tuberculosis primaria o infantil a la edad del joven adulto. Esto significaba la extensión y difusión de la práctica de la vacunación antituberculosa B.C.G. y la necesidad de que dicha vacunación fuera obligatoria, preferentemente en el grupo de edad de 0 a 15 años. Asimismo, intensificar los medios para procurar el diagnóstico lo más precoz posible. | es_PE |