dc.description.abstract | Analiza la distribución y el trabajo de la población peruana, el efecto de la industrialización y la modernidad en la vida de los trabajadores y sus familias, y los problemas sociales y mentales que se ocasionaron.
Explica que nuestra economía, nuestra sociedad y nuestra cultura era típicamente agrícola, de estructura paternalista y con un desconocimiento absoluto de la técnica industrial de tipo europeo, etapa que ya había sido rebasada con exceso por muchos otros países. El obrero industrial en nuestro medio, no salt3 de una industria primitiva o incipiente. Los trabajos manuales eran una de las fuentes de ingreso de muchos en las serranías y el consumo limitado a los propios hombres del ayllu o comunidad era la regla. Dada la estructura geográfica del país, las poblaciones vivían en grupos estancos, sin relación social o con relación muy precaria, efectuada en las ferias o festividades de carácter religioso-pagano. En la gran mayoría de nuestras regiones no se conocía el teléfono, la radio, el automóvil, los equipos técnicos de uso común en las ciudades, etc. A partir de 1936 la industrialización, las vías de comunicación, la luz eléctrica, el aumento de los vehículos, la radio, las condiciones sanitarias locales e individuales, etc., hicieron que las costumbres campesinas fueran siendo sustituidas y que las gentes buscaran nuevos horizontes en las ciudades. La gente se aburría en la monotonía de los días inacabables de los caseríos o de las aldeas. La migración empezó en esa época y fue mayor al comenzar la segunda guerra mundial. Pero, la migración de muchos no significaba que todos tuvieran las mismas oportunidades de éxito, si bien la industria necesitaba mano de obra, había que considerar que ésta debía ser ejecutada por obreros que reunieran condiciones mínimas de adaptabilidad. La revolución industrial o los cambios tecnológicos pusieron en evidencia las incapacidades o las inhabilidades de vastos sectores de la población, quienes sufrieron graves procesos de tensión emocional, con las secuelas consiguientes ante esta imposibilidad adaptativa de su personalidad.
Las necesidades industriales fueron muy fuertes y el deseo de contar con industrias básicas propias al país, fue tomado primariamente en cuenta antes que sus consecuencias básicas para la vida social. Esto fue más serio y de consecuencias mayores porque nuestros elementos culturales eran muy diversos. Este cambio hizo sufrir no solamente una honda perturbación en la estructura de la familia, sino que además produjo un cambio en los objetivos culturales de millares de personas.
Los grupos humanos fueron desarraigados de la tierra para trasladarlos a la ciudad y trabajar en las industrias. Las consecuencias inmediatas no se vieron, pero después de más de un cuarto de siglo de iniciación industrial se comenzó a verlas: Problemas familiares graves, alcoholismo, delincuencia juvenil, suicidios, problemas sexuales, aumento de la ilegitimidad, la falta de descanso normal en los trabajadores de las industrias que afecta su salud mental, el cambio obligado de hábitos, etc.
Finalmente, contemplando los problemas enunciados, presenta algunos sugerencias para solucionarlos, como: Establecer un Instituto de Sicología Industrial; que se establezca el curso de Medicina del Trabajo como parte del curriculum médico; que las empresas mantengan servicios especializados en Relaciones Humanas, con personal idóneo y con título apropiado; que se establezca la obligatoriedad del examen sicológico en toda empresa industrial o comercial, tanto para supervisores como para empleados y obreros; que se haga un programa de industrialización agrícola con el fin de preservar al campo del peligro de una migración paulatina y desastrosa; entre otros. | es_PE |