Las comunidades indígenas en el Perú y su adaptación al sistema cooperativo
Abstract
Revisa la situación de la población aborigen del Perú, las acciones realizadas por el gobierno en coordinación con organismos internacionales para incorporar a los indígenas a la vida civilizada como un factor útil y de progreso para la colectividad nacional, y las posibilidades del establecimiento de un proyecto piloto para el desarrollo cooperativo de las comunidades de indígenas.
Explica que, con excepción de aproximadamente una tercera parte de los países de América, en las restantes naciones del Continente vivía una numerosa población indígena que alcanzaba fuertes porcentajes del potencial humano, llegando en casos concretos como el Perú y Bolivia a magnitudes que equilibraban a la población blanco-mestiza. En el Perú, de los 6'207,967 habitantes nominalmente censados que tenía, según el Censo de Población y Ocupación de 1940, 2'847,196 habitantes integraban la población indígena, con un porcentaje equivalente al 45.86% de la cifra total. Si a los 2'847,196 indígenas agregamos los 350,000 habitantes en que se estimó la población aborigen selvática, tendremos un total de 3'197,196 habitantes, que está muy cerca de la obtenida para el grupo blanco-mestizo, que sumaron 3'283,360.
La población autóctona peruana vivía principalmente en la región de la Sierra, que comprendía zonas habitables situadas entre los 1,500 y los 4,300 metros de altitud. Las agrupaciones humanas establecidas en esas zonas de altitud dependían casi exclusivamente de la agricultura, la ganadería y la minería. Se concluye que las poblaciones indígenas serranas tenían un régimen de vida esencialmente agrario.
Hace una revisión del pasado y presente de las comunidades indígenas peruanas, incluyendo: el Ayllu, su origen y significado social desde los tiempos anteriores al Incanato hasta la República; el Proyecto Perú-Cornell; el Programa Puno-Tambopata; el Plan Nacional de Integración de las Poblaciones Indígenas; el programa de crédito agrícola supervisado; y el estado de las comunidades indígenas. Se incluyen datos numéricos.
Finalmente, considera que es necesario la capacitación y orientación del indio americano en los métodos y prácticas cooperativos, como medio de elevar su condición moral, social y económica, y poderlo así incorporar a la vida civilizada como un factor de progreso para la colectividad nacional a la que pertenece; las comunidades indígenas por el espíritu solidario que unía a sus miembros y las raigambres económicas y sociales en que se sustentaban con condiciones primarias de la cooperación, podían tener base para esa adaptación. Estaba en plena vigencia el Programa de Acción Indigenista Andino, a cargo de la Oficina Regional de Acción Andina, dependencia de las Naciones Unidas, que cubría zonas con numerosa población indígena del Perú, Ecuador y Bolivia.
Por lo expuesto, pone a la consideración de la Primera Reunión Técnica Sudamericana sobre Cooperativas Agropecuarias, el siguiente proyecto de recomendación: Recomendar a los organismos especializados de las Naciones Unidas que intervienen en el actual Programa de Acción Indigenista Andino, el estudio de la posibilidad de incluir entre los objetivos de ese plan de trabajo un Centro piloto formativo de dirigentes y administradores de cooperativas comunales agrarias indígenas; al efecto de fomentar el desarrollo de estas instituciones en los núcleos de población autóctona de los países interesados; y en caso positivo, formular las consultas convenientes a los Gobiernos de esos países para su adopción formal.
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- 1960 [33]