La rehabilitación en el Perú
Date
1960Author(s)
Caja Nacional de Seguro Social
Costa Elice, Gino
Urdanivia Díaz, Jorge
Bustamante Ruíz, Carlos
Metadata
Show full item recordAbstract
Estudio de los avances que se hizo en Lima en materia de rehabilitación. En el resto del país prácticamente no existía, no había recursos materiales ni personal técnico de ninguna clase. Los numerosos inválidos de todo el país se dirigían a la capital en busca de una recuperación que no siempre alcanzaban por la pobreza del medio y los limitados elementos de que se disponía.
Revisa la realidad geográfica y epidemiológica del Perú, las toxicomanías, la realidad médico asistencial incluyendo servicios de medicina física y rehabilitación, la protección legal de las personas, los recursos de educación y kinesiología de las personas incapacitadas; las instalaciones clínicas, los Comités de ayuda, y las instituciones sociales, culturales y científicas.
Explica que la legislación peruana era avanzada y que cubría todas las situaciones de incapacidad, desde el atraso mental hasta la mera vejez, pero en la práctica estos buenos propósitos no encontraban realización plena. Al revisar los recursos de que se disponía encontraron que no se cumplía la ley por desconocimiento, muy a menudo, de sus alcances y proyecciones. Para quienes trabajaban en el campo de la rehabilitación se planteaba un imperativo cívico ineludible: difundir la doctrina y exigir el cumplimiento de la ley.
En 1911 se fundó las primeras escuelas para ciegos por parte del Estado, con personal semitécnico. Desde 1942 funcionaban con criterio técnico tres colegios o institutos para educación de ciegos y sordomudos, todos controlados por el Departamento de Educación Especial del Ministerio correspondiente, dos en Lima y uno en Arequipa. Existía además el Instituto de Reeducación Física y Exámenes Médicos que, como su nombre lo indica, tiende a la reeducación de los escolares con incapacidades físicas de todo orden singularmente del aparato locomotor; contaba con personal de profesores de educación física y kinesiólogos. Menciona también, tres centros de educación especial particulares.
Sobre las instalaciones clínicas explica la labor del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Obrero de Lima; del Hogar Clínica San Juan de Dios; y del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación de los hospitales Militar y de Policía.
Finalmente, señala que la rehabilitación es un trabajo de equipo. Se podía conocer perfectamente la doctrina y no estar en condiciones de llevar adelante ningún programa, porque la comunidad no estaba informada inteligentemente de los propósitos y fines de ese programa, porque no se disponía de gimnasios, aparatos, equipos, etc., y sobre todo porque no existía personal auxiliar competente y calificado para cubrir el trabajo penoso de cada día. Si la comunidad no conocía los propósitos de la rehabilitación no cooperaba de manera alguna en su labor. Era difícil colocar a los pacientes rehabilitados en la industria o el comercio o el artesanado privado.
Explica que el material necesario y los técnicos mencionados en este artículo significaban un trabajo de organización que tomaría mucho tiempo, pero ya habían empezado y aunque no caminaron mucho seguían adelante, convencidos que el propósito que los animaba, llenos del generoso anhelo de servir, haría una realidad su objetivo: que todo inválido tenga a su alcance los medios para su rehabilitación, cualquiera que sea el origen o la naturaleza de su incapacidad.
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