dc.description.abstract | Este artículo trata sobre los problemas relacionados con la obesidad, el colesterol y la presión sanguínea alta, y su solución a través de la dieta. Fue traducido de la revista Fortune por el doctor Carlos Bustamante Ruiz, para los lectores de Informaciones Sociales.
El Sr. Roy T. Hurley, Presidente de Junta y Presidente General de Curtiss Wright, era un candidato para ataque al corazón y accidentes cerebrovasculares porque tenía el colesterol elevado, en una cifra de casi el 25% sobre lo corriente en los hombres americanos, además tenía cerca de 30 libras de exceso de peso, y estudios de seguros de vida demuestran que sólo esto ya lo colocaba dentro del grupo de hombres con un promedio de mortalidad de 40% sobre lo corriente.
Pronto vio claro que cualquier medida preventiva de una coronariopatía que pudiera tomar, tendría que estar centrada principalmente en la dieta. No podía hacer mucho acerca de la cantidad de tensión en su vida permaneciendo a la cabeza de una corporación de 400 millones de dólares. Con relación al ejercicio, otro factor asociado con corazones fuertes, le importaba muy poco el golf y no tenía tiempo ni inclinación para caminar o hacer ciclismo. De cualquier forma, sacó la conclusión que la evidencia que implica la tensión psicológica o falta de ejercicio en relación con la enfermedad coronaria era menos importante que la dieta.
Luego de investigar y después de probar 2 o 3 dietas de bajo peso y colesterol, la dieta que finalmente adoptó el señor Hurley le fue prescrita por Van Itallie y era similar a aquella defendida por Ancel Keys en su libro. Van Itallie explica que el objetivo fue dar al señor Hurley una dieta que fuera agradable y práctica y que bajara su colesterol. Van Itallie estimaba que podía ser adoptada sin peligro por cualquiera que quisiera obtener la protección que la dieta podía proporcionar.
Se explica la dieta, en forma abreviada, que suministra alrededor de 2,200 calorías al día. Si debía agregarse algo, Van Itallie recomendó que podían ser obtenidas calorías extras principalmente de aceites, pan, cereales sin grasa y pescado. Si se debían disminuir las calorías las carnes grasosas debían ser eliminadas primero.
Finalmente, el autor indica que no se puede esperar un cambio repentino en el modelo de dieta de una nación y que hacer reducir a las personas gordas tomaría toda la habilidad educacional de la profesión médica y de las compañías de seguros ya que la gran mayoría de los americanos eran demasiado gordos, sin embargo señala una esperanza de que la industria alimentaria, haciendo cuidadosos cambios en sus productos principales, podía alterar en gran escala el promedio de los alimentos que consumen los americanos. Por ejemplo, menciona que el programa de cereal enriquecido con tiamina, riboflavina, niacina y hierro, en el pan y harina blanca, en la Segunda Guerra Mundial, fueron de gran ayuda para eliminar las deficiencias de la alimentación de los americanos.
La evidencia era abrumadora en el sentido que el creciente promedio de grasas poli-no-saturadas en la dieta disminuye el colesterol sérico en la gran mayoría de las personas. Puesto que un cambio razonable en esta dirección parecía estar libre de peligros, existían buenas razones para que los fabricantes de margarina y manteca cambien sus productos. Al mismo tiempo la industria alimenticia, como un todo, podría dar los pasos necesarios para eliminar su abandono de la investigación básica en nutrición. | es_PE |