dc.description.abstract | Estudio sobre la condición de los trabajadores agrícolas de Arequipa para una mejor comprensión del problema agrario. Es parte de un grupo de investigaciones realizadas después de la visita efectuada por el Gerente General de la Caja Nacional de Seguro Social del Perú a la ciudad de Arequipa en enero de 1937 y de las conferencias que ofreció en esa ciudad, lo que motivó un vivo interés por las cuestiones relacionadas con la aplicación del Seguro Social Obligatorio.
Arequipa se divide geográfica y políticamente en 8 provincias y la provincia de Arequipa se divide en 19 distritos, pero para los fines de este estudio lo que se ha tenido en cuenta es una división agraria de la provincia de Arequipa en 4 pagos aprovechando los fenómenos naturales tales como el río Chili, las vertientes de Tingo, el río Socabaya, las vertientes y el río de Pocsi.
Una vez conocida la división agraria se estudió la zona cultivada que alcanzaba un total de 20,593 topos, 1378 m2. El topo es la unidad de medida en la campiña de Arequipa y según este estudio equivalía a 3494 m2. La zona cultivada estaba dividida en 3985 propiedades o lotes de los cuales el 82.70% de lotes tenían menos de 5 topos, entre los agricultores con menos de 5 topos hay que considerar a los que cultivaban cuartillas (873.50 m2) y medias cuartillas (436.75 m2) superficies que resultan insignificantes si tenemos en cuenta que la mayoría de los chalets o casas residenciales disfrutaban muchas veces de 4,000 m2, siendo lo más corriente que nunca disminuyeran de 1,000 m2.
El autor analiza que esa situación era la base del problema de la mano de obra ya que cultivar una extensión de menos de 5 topos quería decir mano de obra barata porque en su tiempo libre los agricultores debían trabajar cultivando para los que tenían más de 5 topos, además los productos que pudieran cultivar en sus tierras eran muy reducidos y únicamente servían para subsistencia diaria; si hubiera sobrante tenían que ser vendidos muy baratos y a los mismos a los que vendían su fuerza de trabajo, lo que resultaba en más ganancia para el comprador de la fuerza de trabajo. Ante esta situación, el pequeño agricultor podía perder su propiedad por hipotecas y de ser así podía emigrar a la ciudad o pasar a ser explotado por un señor vecino con una forma engañosa de caridad que se practicaba, que consistía en entregar gratuitamente al agricultor unos metros con tal de que trabaje en su propiedad por un salario de hambre y le vendía los productos que cultivaba en los metros que le daban.
Se indica el promedio de los salarios de los trabajadores permanentes y los que se empleaba únicamente para la siembra y la cosecha; estos salarios variaban de una explotación a otra. Sobre los propietarios que vivían cultivando la tierra, en el momento del estudio eran el 39.78% del total; se explica que en el país no había tierras sin dueño y para ser agricultor había que comprar o arrendar la tierra y el arrendamiento variaba de acuerdo a muchos factores: abundancia de agua, calidad del terreno, distancia de los pueblos y la moralidad del propietario, así el arrendamiento por topo estaba entre 30 hasta 120 soles. En el estudio se hace un cálculo de las utilidades del agricultor, resultando en 66 soles por topo al año fuera del pago del arrendamiento.
Finalmente, se incluye datos sobre los denominados acaparadores de tierras: los conventos, las instituciones religiosas, la casa de Goyeneche y la Beneficiencia, que en total tenían 3076 topos, pero señala que no se debe considerar la extensión sino el valor de las tierras y tener en cuenta que en Arequipa no existían verdaderos latifundistas pero sí capitalistas y eso lleva a analizar el valor o riqueza de la tierra en Arequipa, que llegaba a un precio total de 22 millones de soles. | es_PE |