La Escuela de Servicio Social
Abstract
Informa acerca la formación técnica de Visitadoras Sociales con la creación de la Escuela de
Servicio Social a través de la Ley N° 8530; y la creación del Consejo de Patronato de Damas del
Servicio Social que tendría a su cargo la dirección administrativa de la Escuela.
Se analiza en qué consiste el Servicio Social, que define como el conjunto de esfuerzos para el
alivio del sufrimiento que proviene de la miseria, al mejoramiento del estándar de vida y a la
prevención de los flagelos sociales, y que esta obra implica un organismo de ejecución y
agentes ejecutores, de aquí el origen de la Escuela de Servicio Social y de sus profesionales
Visitadoras o Trabajadoras Sociales.
Reconoce que, en materia de leyes sociales, el Perú tenía un dilatado atraso y en ese momento
de la historia la legislación social peruana se estaba colocando en el lugar que le correspondía
por el imperativo de los problemas sociales de aquellos años y esa legislación se estaba dando
dentro de un plan metódico, técnico y adecuado a las características del país. Dentro de ese
plan, la Escuela de Servicio Social constituyó una de las realizaciones fundamentales, ya que
mediante ella se incorporó por primera vez a la mujer peruana a los esfuerzos del Estado por
mejorar la situación económica, física y moral de la clase trabajadora y, por primera vez
también, el Perú adoptó el Servicio Social.
No es que jamás existiera la acción tutelar del Estado para amparar a los desvalidos, pero
todas esas medidas habían sido determinadas por conveniencias políticas demagógicas y por
impulsos caritativos, siempre lejos de la consideración de los derechos humanos. La caridad se
limitaba a medidas de asistencia y era necesario poner en práctica también las medidas
preventivas.
El Servicio Social data, como institución, de 1895, se instituyó ese año en el Royal Free Hospital
de Londres, para controlar los abusos de la asistencia hospitalaria, orientar a los enfermos y
solicitar la cooperación de las entidades filantrópicas. Poco a poco, la confrontación de los
problemas de los hogares humildes destacó la magnitud del problema y con ello, la seriedad
de la labor que requería su solución, y desde entonces ese movimiento tomó la forma racional
del Servicio Social. Así, el autor señala que el Servicio Social es todo lo que el hombre realiza
influyendo en un semejante, material o espiritualmente, para mejorar sus condiciones de vida,
y su tarea radica en los puntos débiles del capital humano: la mujer, el niño y el trabajador, por
eso se ejecuta principalmente en la fábrica, en la escuela y en los hogares.
Considera que el trabajo de visitadora social sólo puede hacerlo una mujer porque para
ejecutar esa tarea es necesario la sensibilidad, intuición y calidad espiritual que sólo cabe en el
alma de una mujer. Como los temas que deberían afrontar las visitadoras sociales eran
problemas del diario vivir hacía falta una cultura, una preparación profesional que permitiera
dar el remedio cabal junto con el consejo acertado, esa preparación en la teoría y práctica de
la asistencia, en la previsión, educación popular, legislación social y economía se daría en la
Escuela. Como normas generales en todas las Escuelas de Servicio Social se imponía a las
visitadoras el secreto profesional, se les exigía un concepto exacto de las finalidades sociales
de su trabajo, un espíritu de abnegación, discreción y bondad en sus relaciones con los
necesitados, absoluta tolerancia en materias religiosas y políticas, espíritu de cooperación
inteligente, disciplina, conducta personal y funcional ejemplares, así como dar a su profesión la
debida dignidad mediante su constante preocupación del perfeccionamiento personal y
técnico. Concluye que la Escuela de Servicio Social del Perú estaría a la altura de las más
perfectas de su género, por su plan de cursos y la calidad del personal que se haría cargo de su
dirección y funcionamiento.
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