Sífilis y medicina del trabajo
Date
1937-10Author(s)
Licurzi, Ariosto
Caja Nacional de Seguro Social
Metadata
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Se exponen las teorías del autor acerca de la adquisición de una sífilis traumática o profesional: Primero una sífilis activada o agravada por un traumatismo del trabajo y segundo la sífilis contraída en el ejercicio del trabajo.
Acerca de la sífilis activada o agravada por un trauma en el trabajo, afirma que es acontecimiento frecuente y de demostración fácil y segura que una sífilis latente después de un traumatismo llegue a ser activa o que una sífilis con lesiones localizadas en determinado órgano pueda, a consecuencia de un traumatismo, activarse o agravarse comprometiendo también otros órganos. A veces simples contusiones, heridas de arma blanca o de fuego, fracturas y quemaduras podrían despertar una infección latente o producir una enfermedad localizada.
Cita el caso de un obrero que se lastimó con un hierro caliente produciéndose quemaduras muy leves de párpado y córnea izquierda, a los 4 días empezó una iritis plástica, se pudo demostrar que se trataba de un sifilítico y el trauma había constituido el momento y el agente activante y localizante de su sífilis. Igualmente, la sífilis podía agravar o complicar la evolución de una lesión traumática y ser responsable de las incapacidades sobrevenidas a dicha lesión. En la consolidación de las fracturas es donde se notaría con más frecuencia y evidencia la importancia de una sífilis preexistente, diríase que el traumatismo acentúa la deficiente capacidad reparadora de los huesos, el organismo no podría utilizar eficazmente sus defensas ni realizar eficazmente la fijación de calcio. Da el ejemplo de un trauma en el codo de un joven de 19 años que produjo una osteoperiostitis con eburneización del húmero más tarde, el paciente era un heredoluético, el autor afirma que le costó mucho trabajo en las consultas ante el Departamento de Trabajo evitar que fuese aceptado el criterio del médico de la compañía de seguros, quien sostenía la no indemnización del obrero.
Las observaciones de lesiones de sífilis terciarias producidas por el trabajo han sido muy numerosas. En su práctica traumatológica el autor ha observado muchos casos de sífilis aparecidas después de accidentes de trabajo, casos de endoarteritis obliterantes y de aneurismas consecutivos a un traumatismo han sido demasiado frecuentes. Asimismo, afirma que quizás las emociones fuertes, violentas, repetidas, podrían ejercer una acción lesiva en avalancha, por los desórdenes orgánicos circulatorios que producían, los cuales, en determinado momento, harían precipitar formas para-sifilíticas y a veces roturas de vasos cerebrales, por ejemplo en la guerra se observaron muchos casos de para-sífilis por shock emotivo. De otra parte, el autor afirma que existen muchos casos de sífilis contagiada directamente durante el trabajo, son los casos más frecuentes entre los obreros de fábricas de botellas, obreras de fábricas de tejidos, médicos, practicantes, enfermeros, parteras y nodrizas, entre otros. Señala que los sopladores de vidrio suelen pasar el soplete uno al otro para evitar que el vidrio se enfríe y de esta forma se produce el contagio, las tejedoras para enhebrar el hilo en los carreteles a través de un agujero aspiran por un tubito de porcelana, si una obrera tenía lesiones sifilíticas contagiosas bastaba para contagiar a toda una fábrica; los médicos y demás personal de los hospitales que manejan o curan sifilíticos pueden contagiarse muy fácilmente.
Finalmente, el autor piensa en las leyes penales y le interesa especialmente resolver los problemas relacionados con el trabajo y los límites de las indemnizaciones de cada caso. Considera que éste es un problema serio y que debería ser estudiado por los médicos legistas.
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