dc.description.abstract | En este artículo el autor examina las características peculiares que tenía la tuberculosis en el Perú, la orientación a seguir para aplicar los métodos de lucha antituberculosa a los asegurados y definir los límites de la acción de la Caja Nacional de Seguro Social del Perú en la obra antituberculosa en el Perú y la colaboración posible con la campaña del Estado.
El autor fue catedrático principal de Tisiología de la Facultad de Medicina de Barcelona, España, fundador y director del Servicio de Asistencia Social de los Tuberculosos en Cataluña y miembro del Instituto Pasteur de París. Siendo destacado investigador de su especialidad, recorrió en misión de observación y estudio los Estados Unidos, Cuba, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia. Debido a ese currículum y experiencia, el gobierno de Perú lo invitó a dictar un ciclo de conferencias en Lima, a las que asistieron los más relevantes científicos y estudiosos del país.
La Caja comenzó la campaña antituberculosa en sus asegurados, creando un servicio para 167 camas en el Hospital que se estaba construyendo. En el plan general de la Caja figuraba en lugar preferente la labor de medicina preventiva por su obra de asistencia social y profiláctica, y también para reducir progresivamente los gastos inherentes a la atención a la enfermedad y aumentar los beneficios para los asegurados y la Caja.
En lo que respecta a las características de la tuberculosis, señala que, en la época que se realizó el artículo, en el Perú en número de tuberculosos aumentaba cada año y se mantenía alto. Se dan cifras de la mortalidad por tuberculosis del Callao y Lima, de 1930 a 1935. Las investigaciones realizadas revelan cifras muy altas en niños de 0 a 1 año, más que en la mayoría de ciudades europeas; hay una proporción de frecuencia más elevada de tuberculosis en la zona costera. Otros datos demuestran que los obreros de las zonas mineras que se contagian de tuberculosis en proporción elevada, regresan periódicamente a su hogar para realizar labores agrícolas o definitivamente cuando son incapaces para el trabajo e infectan así progresivamente en las zonas serranas y rurales. El autor indica que las pruebas de la escasa defensa natural de los indios, negros y mestizos que ha reunido en los últimos años son numerosas y elocuentes.
Sobre las orientaciones a seguir para aplicar los métodos de lucha antituberculosa a los asegurados, en el caso concreto de los asegurados de Lima y Callao recomienda: a) disponer de las camas necesarias para asistir en el menor tiempo posible al mayor número de tuberculosos; b) descubrir, también en breve plazo, el mayor número de tuberculosos ignorados, que se cree debía ser elevado por las condiciones epidemiológicas; c) el tratamiento adecuado de los casos de tuberculosis inaparente; d) investigar las causas de tuberculosis en la población asegurada; e) crear un servicio antituberculosis prenatal y postnatal; f) exámenes periódicos de asegurados que puede comprobar una proporción mayor o menor que no están infectados, se recomienda el uso de la vacuna de Calmette. En resumen, la campaña profiláctica que se recomienda ha de orientarse hacia el tratamiento del mayor número de tuberculosos asegurados en el menor tiempo posible, al reconocimiento de la masa total de asegurados supuestos sanos para tratar y observar a enfermos ignorados o sospechosos y vacunar a cuantos individuos sanos y no infectados sean reconocidos como tales en los servicios del Seguro.
Finalmente, sobre la colaboración de la Caja Nacional de Seguro Social con el Estado en la campaña antituberculosa, el autor señala que toda obra antituberculosa, para ser fecunda, no puede ser realizada por un solo sector de las actividades médico sociales; desde el médico particular y rural hasta el Estado deben realizar obra conjunta para que sea realmente eficiente. | es_PE |