Situación de patrones y obreros en el frente del trabajo alemán
Date
1938-09Author(s)
Despontin, Luis A.
Caja Nacional de Seguro Social
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El autor, catedrático de Legislación Obrera de la Universidad de Córdoba en
Argentina, revisa la Ley del trabajo del Frente Alemán decretada el 1° de mayo de
1934, también denominada Carta del Trabajo del Tercer Reich de 1934, que crea un
nuevo sistema social con características especiales, basado en el programa que
esbozó Hitler en su libro Mi Lucha.
Después de la guerra de 1914 y con el nacimiento de fórmulas nuevas de gobierno
como consecuencia del desplazamiento de valores y principios, se impusieron,
especialmente por razones de orden económico, en Rusia, Italia y Alemania,
dictaduras de estado que dejaron al individuo considerado aisladamente y se fueron al
colectivismo. El capitalismo tomó una nueva expresión y del liberalismo individualista
se pasó al colectivismo de estados fuertes, del que el Reich era una expresión
genuina.
El artículo analiza el significado del Frente del Trabajo alemán, las disposiciones de la
Carta del Trabajo referidas a la empresa, el reglamento para el personal, el jefe de la
empresa (führer), la situación del personal de la empresa, el despido, la fidelidad, el
Consejo de Confianza, los Comisarios del Trabajo y el Honor Social.
Define a la nueva Carta del Trabajo Alemán de 1934, como la toma de autoridad del
Estado, al reaccionar frente a los sindicatos obreros y de control de fábricas de la
República del Weimar, rompiendo la organización de clases, por la organización de
raza, por intermedio del nacional-socialismo, que deja de lado ideas democráticas y
federalistas y busca el centralismo y la autoridad. Como el Reich tenía su führer
indiscutido, así también la empresa industrial o comercio tenía el suyo, a quien se
debía la iniciativa, la autoridad y la dirección, que trabajaba en grado de perfecta
igualdad, teórica, con sus subordinados, no en beneficio propio, sino de la colectividad,
guiados por el sentido de honor social. Su esencia era eliminar la lucha de clases y a
la vez de razas, ya que sólo admitía la raza aria como exclusiva titular de un derecho.
Su ordenamiento estaba fundado en la armonía de las relaciones, derechos y
obligaciones del capital y del trabajo.
La Carta del Trabajo Alemán partía de la base de la subordinación del obrero hacia el
fürher y de ambos en la empresa, que era un todo, para el Estado. Todo el organismo
del trabajo debía significar cordialidad entre el fürher como jefe conductor y sus
obreros, como subordinados, sometiéndose la actividad común a los principios del
interés de la empresa y al honor social. El Estado velaba por el cumplimiento y respeto
de estos principios por medio de los Comisarios del Trabajo y de los Tribunales del
Honor Social.
Los conceptos de disciplina y de obediencia o fidelidad, como decía la ley alemana,
del trabajador al führer de empresa daban, económicamente, la posibilidad de éxito de
un mejor rendimiento, pero esta subordinación absoluta significaba la derrota del
obrero frente a su condición de hombre libre que enajena sus protestas, al someterse
al Estado.
Finalmente se refiere al concepto de honor social, que considera el capítulo más
interesante de la Carta del Trabajo del Tercer Reich y en donde se afirma el ejército
del trabajo de esa comunidad de la producción creada por el nacismo, ajeno a la lucha
de clases. Exigía la ley alemana que cada miembro de la colectividad, conforme su
conducta, sea digno de la estima que esta situación le crea, cumpliendo celosamente
sus deberes y sometiéndose al interés común. Esta noción tan vaga de un contenido
especialmente moral y filosófico, es lo que surge del articulado de la ley.
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