La ración alimenticia en relación con el trabajo
Abstract
Extracto del Tratado Enciclopédico de la Alimentación dirigido por Iassabliere y Tanon, sobre el estudio de las necesidades alimenticias del hombre por el trabajo físico e intelectual.
El trabajo físico está condicionado principalmente por el sistema muscular para desarrollar su actividad, y ocasiona una elevación del nivel de funcionamiento de los otros sistemas fisiológicos, en particular la respiración y la circulación sanguínea. El trabajo intelectual hace intervenir de manera preponderante el sistema nervioso y el costo en energía y materia de este sistema es mínimo en comparación con el costo de la actividad de los otros sistemas. El trabajo intelectual no tiene acción sensible sobre el monto del gasto del organismo humano y no influencia de manera perceptible el metabolismo energético general, por consiguiente en este tratado se estudia solamente las necesidades alimenticias especiales del trabajo físico.
Sobre las necesidades energéticas en relación con el trabajo físico, se analizan datos fisiológicos, se explican métodos para determinar los gastos de energía y presenta las siguientes tablas: 1. Aumento profesional del metabolismo en calorías-hora de diversos trabajos profesionales; 2. Aumento profesional del metabolismo en calorías hora por trabajo muscular ligero, medio, intenso y muy intenso; 3. Gasto energético por 1 hora y 8 horas de trabajo muscular ligero, medio, intenso y muy intenso, además de gasto en reposo; 4. Ración alimenticia según el trabajo, calculada en calorías brutas a partir de los datos de la Comisión de Ginebra; 5. Gastos energéticos diarios, en calorías, según Stiebeling y Ward; 6. Calorías por Clasificación de las profesiones según Kestner y Knipping; 7. Raciones energéticas (calorías brutas) por peso; 8. Valor energético de los presupuestos alimenticios obreros, por día y por unidad de consumo, según la categoría de ingresos en países europeos.
Acerca de las necesidades alimenticias materiales en función del trabajo, se analiza la capacidad de los prótidos, glúcidos lípidos y el alcohol para sostener el trabajo muscular. En lo que concierne a los prótidos, ellos no intervienen prácticamente en el mecanismo del trabajo humano cuando es suficiente la ración de productos ternarios. En cuanto a los glúcidos y a los lípidos, que son las verdaderas fuentes energéticas del trabajo muscular, su rendimiento relacionado con su valor calorífico es sensiblemente diferente, siendo el rendimiento de los lípidos inferior alrededor del 10% al de los glúcidos, que son los combustibles musculares más económicos a igualdad de valor calorífico. Puede decirse, prácticamente, que la ración para el trabajo debe estar constituida esencialmente por glúcidos y accesoriamente por lípidos; y que, con la reserva de la diferencia del 10% el valor de la ración puede calcularse en primera aproximación sobre la base de los coeficientes caloríficos.
Finalmente, se revisa la importancia para el trabajo físico de los alimentos protectores y sales. Sobre las vitaminas se indica que no habían sido estudiadas completamente y todo lo que era posible afirmar era la importancia de la vitamina B en la alimentación de los obreros que rinden esfuerzos musculares importantes debido al rol preponderante que juega el metabolismo de los glúcidos en el trabajo muscular y el equilibrio que debe existir entre el factor B y los glúcidos de la ración alimenticia. En lo que se refiere a las sales minerales, en el curso de estos últimos años se ha efectuado numerosas investigaciones en Alemania y en la U.R.S.S. (Rusia), principalmente sobre los fosfatos, y concluyen que el trabajo muscular no aumenta la necesidad del fósforo en el organismo.
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- 1938 [119]