La Alimentación en la Guerra
Abstract
Expone la falta de alimentos, el consumo de alimentos de mala calidad y la utilización del abastecimiento de alimentos como estrategia política en la guerra mundial.
Informa que, en los países beligerantes en la segunda guerra mundial, la falta de alimentos y los alimentos de mala calidad, determinaron enfermedades por la desnutrición continua. Es así que se hacía levadura de madera y café de avena, en las panaderías se utilizaban mejoradores de la peor clase, se usaba proteína de pescado. Las informaciones que llegaban comentaban el hecho de que se cocinaba empleando aceites minerales; las frutas y legumbres frescas se sustituyeron por frutas y legumbres en latas. Todo esto se tradujo en una disminución enorme de calorías, agotamiento prematuro de la capacidad para el trabajo y la invalidez.
Existió en materia de alimentación, en los países en guerra, una verdadera obra de estrategia, que no le iba en zaga, a la estrategia de las armas: los comestibles se convirtieron en los países ocupados y en los que no lo son, en instrumentos y herramientas que es preciso considerar con preocupación por la equidad y la necesidad de los distintos componentes de las poblaciones. Otras veces, al menos así lo señalan con lujo de detalles, los comestibles se distribuyeron en mayor o menor cantidad, aumentando y disminuyendo el abastecimiento, no según las necesidades de la población, sino según los dictados de la estrategia política.
La mala alimentación no sólo implicaba un equilibrio inestable amenazador, sino que prolongada durante mucho tiempo, provocaba directamente una disminución en el vigor físico y espiritual que en el estado de la ciencia experimental de aquella época no era fácilmente comprensible y que tampoco podía comprobarse con seguridad por otras consecuencias desfavorables independientes de la alimentación y que la guerra originó, como son el aumento de la mortalidad, de la morbilidad, de la susceptibilidad sugestiva (sugestión de las masas) y la disminución de la natalidad.
Señala la destacada obra de investigación que realizaba el Hospital Hillman, de gran importancia con relación al problema de déficit de alimentación. En esos momentos, los investigadores se disponían a encontrar los medios para combatir los efectos de la dieta deficiente e insuficiente con que se amenazaba al mundo. Estaban empeñados en descubrir la manera de concentrar en una ración sencilla y de extraordinaria virtud alimenticia, una suma grande de los maravillosos agentes químicos que el organismo ineludiblemente necesita. No habían adelantado los ensayos aún lo bastante para que pudiera darse a publicidad; pero sí se anticipa el objetivo concreto que persiguían, que era la obtención de un compuesto de vitaminas capaz de añadirse a una dieta barata de suficientes calorías. Dos onzas de ese milagroso producto al día, untadas en pan, debían obrar el milagro.
Finalmente, comenta el año 1940 antes de empezar la Blitskrieg, se supo que los hombres de ciencia de Alemania, habían logrado preparar un compuesto de vitaminas tan poderoso y vigorizante que permitía a los contingentes de las temibles divisiones blindadas, permanecer despiertos en sus tanques, por espacio de setenta y dos horas, sin dar señales de cansancio ni aminorarse su efectividad combativa.
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- 1941 [71]